19/10/2020

Unos días por Ibiza, Formentera y Mallorca

 Elena, Marije, Iñaki, Lucio y yo salimos de Bilbao con destino a Ibiza. Tras una breve escala en Madrid donde nos encontramos con Pedro que había salido de Pamplona llegamos a las 21 h al aeropuerto de Eivissa. Allí cogimos dos taxis y nos encontramos con Nerea en cala Talamanca, donde nos esperaba para embarcar en el catamarán San Fredelau por cortesía de Harold.


A la mañana siguiente desayunamos con Harold y planificamos la ruta de esos días por Ibiza y Formentera con la idea de navegar con Harold el último día, si el trabajo se lo permitía. Así que partimos para Formentera con viento del oeste y en torno a 20 nudos. El barco a vela navegaba alegre. Decidimos bajar a sotavento de la isla para estar más protegidos. Fondeamos cerca de cala Baster, al cobijo de un hermoso acantilado.


La noche fue movidita. Primero porque el viento no dejó de soplar con fuerza, y segundo porque el trapecio del ancla nos dió un par de problemillas. Al fondear Nerea se dió cuenta de que faltaba uno de los grilletes que lo unen al casco de babor. Tuvimos que idear un aparejo de fortuna para solucionarlo que funcionó perfectamente hasta que compramos en Santa Eulalia otro grillete. Y a la noche Nerea escuchó un ruido extraño que resultó ser que el gancho que une trapecio y cadena se había soltado. Pues bien otras dos veces más tuvimos que poner los motores en marcha y subir la cadena para colocarlo correctamente. Otra vez tuvimos que idearnos una solución: atar con un cabito el gancho para que al aflojarse no se saliera. Mano de santo. Ya no se volvió a soltar.



Al amanecer desapareció el viento. Nos levantamos. Desayunamos y justo al levar el ancla saltó un ventarrón del norte que no nos abandonó en todo el día. Pusimos rumbo a Santa Eulalia. Toda la travesía a motor. Se levantó una ola que la hizo muy incómoda. En Santa Eulalia fondeamos a la tarde. Comimos y tras descansar nos bañamos. En tierra compramos el grillete y nos aprovisionamos de cara al resto de días. Más tarde paseamos por el pueblo y buscamos un sitio donde cenar. Tras recorrer varias calles llenas de restaurantes semivacíos y cerrados nos decidimos por uno junto al ayuntamiento. Nos atendieron muy bien y después de vuelta a dormir al barco.

Al día siguiente, pusimos rumbo a San Vicent. De nuevo pudimos disfrutar de una travesía navegando a vela y pudimos practicar las viradas por avante  en un catamarán hasta que conseguimos dominarlas. En cala San Vicent tan solo había un monocasco fondeado. Fondeamos y nos bañamos. El desembarco tenía que ser en la playa y fue bastante "divertido y mojado". Había algunos locales abiertos pero vacíos. Reservamos sitio para cenar en un bonito y pintoresco restaurante al que poco a poco fue llegando más gente a cenar. De vuelta en el barco Lucio me enseñó las reglas del tute a dos (a veces sorprendentes, a veces increíbles para uno acostumbrado a jugar al mus o al tute parejas).

A la mañana siguiente nos levantamos a las 7 y sin más dilación pusimos rumbo a Palma. Un día entero de navegación a motor aunque no tan malo como el de la travesía a Santa Eulalia. Eso sí con un par de horas más, hubiera sido capaz de ganar al tute a tres (con otras normas) a Lucio y Elena.  Tras atracar, bajamos a tierra a dar una vuelta por la ciudad que estaba semivacía, desde luego nada que ver con la del año pasado. Cenamos y de nuevo en el barco otra partidita al tute con Elena y Lucio (el resto de la tripu ni se atrevió a demostrar sus aptitudes con esta disciplina: todos a la cama). (De ahora en adelante después de cada regata en el Emilu habrá que echar una partida para no olvidar las reglas).



Y por fin llegó el día del regreso. Hicimos los equipajes, desayunamos y de nuevo visita a la ciudad: la Lonja del Pescado, la Catedral, el museo de Arte Contemporáneo etc. Regresamos a la marina a comer unos sandwiches preparados por Elena e Iñaki (y a bebernos el vino y las cervezas que habían sobrado). Taxi, al aeropuerto y a las 17:15 (aprox.) ya estábamos de vuelta en Bilbao.



En resumen que disfrutamos de unos fantásticos días que debemos agradecer a Harold y a Nerea, que hizo de gran anfitriona, como siempre.



27/09/2020

Regata Gran Premio Puerto Deportivo de Getxo

 Crónica y fotos: Pablo y Ana

A pesar del vendaval que soplaba el sábado, el domingo 27 de septiembre el tiempo dio una tregua y el Emilu salió de regata (Gran Premio Puerto Deportivo de Getxo), con a bordo Lucio, Pepelu, Marije, Iñaki, Ana y Pablo. La salida fue junto al Puerto Deportivo de Getxo, coincidiendo con la zona de entrenamiento de los snipe y los 420, con lo que había mucho movimiento y nos estorbábamos un poco los unos a los otros.

Esperando a la salida







El recorrido fue el siguiente: salida junto al Puerto Deportivo; boya de San Ignacio (br); segunda boya amarilla (br); boya roja de la Galea (br); boya de San Ignacio (er); llegada junto al Puerto Deportivo.

Subiendo a la boya de San Ignacio







El Emilu hizo una buena salida, por delante de cuatro o cinco cruceros, y se dirigió a la boya de San Ignacio dando un bordo frente a Santurce. El viento soplaba fuerte y racheado del NNO, por lo que había que ir siempre jugando con la mayor para controlar la escora. Al salir al Abra exterior y subir hacia la amarilla, al viento se sumó la ola y a la escora los pantocazos y rociones (para jolgorio sobre todo de los grumetes más inexpertos).

Pepelu y Pablo







La bajada fue más peliaguda, con picos de viento aparente de popa de 14 nudos y ola mala que estorbaba para mantener el rumbo y nos desventaba en los senos. En una de las trasluchadas, el génova se enganchó en la cruceta y se desgarró el balumero, pero por suerte la vela aguantó y pudimos continuar la regata, prestando atención a que no volviese a engancharse al cambiar el génova de banda. No tuvo tanta suerte el Himalaya, que tuvo que retirarse por un percance parecido. Llegamos a meta situada junto al Puerto Deportivo, sobre las 16:00, con cinco cruceros detrás de nosotros y habiéndose retirado dos de los participantes.

Aunque las nubes parecían anunciar lluvia y nos vestimos con ropa de agua, al final el día aguantó y no nos mojamos, más allá de algún roción traicionero, e incluso terminó clareando. Al llegar a puerto, cambiar el génova para mandar a reparar el descosido y merecido almuerzo.


23/09/2020

Agosto/Septiembre 2020

Difícil resumir tantos días de regatas, paseos y excursiones durante estos últimos meses en el Emilu. Difícil por haberlo ido dejando y porque la memoria no da para recordar todos esos magníficos momentos. La Copa Gitana, la travesía a Laredo, las regatas en Laredo, la vuelta a Getxo, regreso a Laredo, regata a Plentzia, visita a Hondarribia y San Juan de Luz en el Griffón con la invitación de Pedro y José Luis. Excursiones por la Atalaya de Laredo, tantos y tantos bañitos en alta mar. Subida por la ría hasta el museo Marítimo. Hemos sido tantos los que hemos disfrutado del fantástico ambiente que rodea al Emilu: Elena, Lucía, Marije, Ana, Naiara, María Rosario, Marta, Iñaki, mi sobrino Borja, Mikel, Pablo, Edu, Saly, Lucio y yo. Y no podemos olvidar a aquella que se coló sin invitación: ¡Dª. Mascarilla!  

Lucía, Elena, Ana, Marije, Iñaki, Lucio y Pepelu

Iñaki, José Luis, Pedro y Marije

Bañito en San Juan de Luz

Pedro y José Luis

Iñaki

Pepelu, Marije, Pedro, Iñaki y José Luis

Naiara regresando del museo Marítimo



Ana y Pepelu

Iñaki, José Luis, Pedro y Marije


María Rosario y Marta

Pablo, Lucio, Mikel y Pepelu


El Atila y San Mamés

Marta, Borja, Naiara y Pablo camino de Laredo

El Emilu!



10/07/2020

Junio/Julio 2020

Ana y Pablo
Crónica del momento en  el que el  Emilu se trasformó en el mejor y mas exclusivo buque-escuela del Cantábrico sin que nadie  se diera cuenta en el club náutico.
El Atila
Me  acuerdo  del primer dia. Era martes, recién terminado el confinamiento. Todavía no habían empezado las regatas y estábamos en una especie de tierra de nadie  sin saber muy bien qué convenía y qué estaba prohibido hacer. La víspera, Pepelu, habitual cronista del blog, me llamó para dar una vuelta en el barco.
Cuando solo salía para ir de casa al trabajo y viceversa, hiciese el tiempo que hiciese, con sol o con viento  había imaginado volver a surcar el mar con esa ausencia de ruido que tenía el Emilu…¡bueno!.....- ausencia de ruido quizás es mucho decir. El barco, para quien no tenga la suerte de conocerlo, esta lleno de pequeños ruidos, golpeteos metálicos, olas, chapoteos,…agua o viento contra la quilla,  las velas, las cuerdas (-¡Perdón! los cabos).
Saly
Así que después de más de  2 meses esperando poder estar allí, la llamada de Pepelu me hizo saltar y sin dudarlo acudir.  Volver al velero era un regalo y en mi recuerdo ese día no hacia sol pero tampoco estaba nublado sino que había esa luz turbia de algunas tardes en el Cantábrico,.... con nubes y claros ¡cómo no!
Sorprendentemente estábamos pocos, solo Pablo y yo… y Pepelu. Era una combinación extraña, el cronista y habitual “mentor” y dos novatos. Quizá por eso fue que Pepelu hizo un despliegue de buen hacer docente y nos llevó entre una y otra boya intentando que al final lográsemos el casi milagroso prodigio de pasar junto a ellas sin tocarlas.
Recuerdo la sensación de llevar el timón en un momento que el viento subió a 12 nudos y el barco escoró (creo que hacia babor) y pensé que si existía la felicidad se tenía que parecer mucho a lo que yo sentía en ese momento.
Pablo
Ahora ya hay regatas y sé que pronto tendrá que cerrar esta faceta de barco escuela exclusivo que sorprendentemente ha tenido el Emilu estas semanas pero esta ausencia de competiciones hasta hace una semana  me deja unas imágenes inesperadas….
Pablo y yo tirándonos al mar mientras Pepelu nos cuidaba desde el barco. No vi el momento en que me alejé, bastante  imprudentemente, y ellos maniobraron para evitar que tuviera problemas con un pesquero que se acercaba.
La entrada en el puerto de Santurce, para mi la primera vez desde el mar,  con aquel mastodonte a la derecha, una gabarra abandonada al frente y nosotros, los nuevos,  dirigiendo el velero…. y la sensación de que todo aquél que nos viera entrar así nos envidiaría profundamente.
No nos dimos cuenta del tiempo hasta las 9 de la noche y tuvimos que volver apresuradamente al puerto y mientras regresaba  pensé que se habían conjurado los astros para darme el maestro, el barco, el atardecer y el mar casi casi perfectos.
Este julio de 2020 me ha regalado otras salidas y el inicio de las regatas. 
Ayer repetí con más compañeros... me quedo con el Atila entrando en el Abra a vela, un baño estupendo y la, para mi, asombrosa hazaña de rozar la boya sin tocarla mientras el viento sube de 10 nudos.
A todos los que acompañasteis mi  práctica,  Lucio, Eduardo, Pepelu, Saly, Elena y Pablo gracias y hasta la vista.
 Cronista: Ana

05/07/2020

XXXV Campeonato de Bizkaia de cruceros

Este fin de semana la normalidad va restableciéndose y se han celebrado las cuatro pruebas programadas en el Campeonato de Bizkaia de Cruceros.
El sábado formamos la tripulación Lucio, Marije, Iñaki y yo (Pepelu) y el domingo además vinieron Ana y Toño.
Tanto el sábado como el domingo, el comité estableció el campo de regatas frente a las playas de Azkorri, La Salvaje y Sopelana. Los tres primeros recorridos fueron sendos barloventos sotaventos con dos, una y una vueltas respectivamente situando la boya de barlovento a 1,6 millas y a un rumbo de 20º. La última prueba consistió en otras dos subidas a la boya de barlovento y situándose la entrada en el Abra interior tras el clásico triángulo.   
El viento fue flojo pero nunca faltó, y muy poca ola. Tras la finalización de las pruebas de cada día, bañito y finalmente nos reunimos con Elena y Mª Rosario a tomar un refrigerio.














Las clasificaciones: